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domingo, 14 de junio de 2015

Trabajo Social: revisión y crítica.

Hay ciertas personas que por su modus operandi en la vida, sus prejuicios y su poco juicio profesional no deberían optar al título de Trabajador Social. Estas personas son las que hacen reflejar a la sociedad el poco valor que se tiene de esta imprescindible profesión para generar los recursos y los vínculos necesarios para construir una sociedad más cohesionada y participativa, para lograr el cumplimiento de los Derechos Humanos. La deshonra y la desidia no deberían ser valores en alza de ningún profesional de lo social para avanzar en el sentido que indico. Pero que, tristemente, los valores imperantes de la sociedad individualista y competitiva en la que vivimos, se meriendan también a quienes, se supone, luchan contra los mismos.

No se trata de bloquear a nadie por un error humano, que cualquiera puede cometer; si no de desplazar, reciclar o reeducar a quien hace gestionar asuntos relevantes con una metodología destructiva en su esencia. Con un sistema de previsión y prevención, hoy en día inexistente, se podría autorregular la profesión para evitar ciertas conductas. Pero la revisión se antoja complicada, en primer lugar por la externalización de los servicios sociales, que hace que sean arbitrarios a juicio de empresas e intereses económicos, alejados de principios propios de la disciplina del Trabajo Social. 

En segundo lugar por el clientelismo, vinculado a los intereses de amistad o de familiaridad (...) Todo ello hace que el funcionamiento actual sea imprescindible para mantener inalterado el sistema cultural, educacional y de relaciones productivas, así el Trabajo Social también se aliena contra, paradójicamente, para lo que algún día nació.



Dicho esto, no es de extrañar que la disciplina pueda llegar a desaparecer, quedando algún reducto de la asistencia social y/o beneficencia; dado que los propios "profesionales" no la ejercen desde su posición, con las aptitudes y actitudes que merece su mantenimiento y evolución; es fácil entender que el resto de la sociedad no la considere necesaria.